"The Willow Maid"
Erutan
Hay figuras que no habitan el centro de las historias...
No fundan nada.
No conquistan nada.
No ocupan el foco.
El centro suele pertenecer al viajero, al héroe...
a quien cruza y continúa.
Ellas no cruzan.
Sólo permanecen...
En el folclore europeo se las llamó Damas Blancas.
No como un ser único, sino como presencias dispersas...
Ligadas a caminos, puentes, vados, bosques o colinas.
Lugares de paso...
Lugares donde algo puede torcerse.
Nunca fueron protagonistas del viaje...
No eran el viajero ni el destino...
Eran quienes custodiaban el cruce.
Las leyendas no las sitúan en palacios ni en hogares...
sino en los márgenes.
Allí donde alguien duda...
Donde se pierde...
Donde necesita ayuda sin saber muy bien cómo pedirla.
A veces ayudan.
A veces advierten.
A veces impiden continuar.
No buscan gratitud...
No reclaman memoria...
Son liminales.
El mismo nombre aparece también en la historia real.
Durante la Primera Guerra Mundial, La Dame Blanche fue una red de espionaje y resistencia en la Bélgica ocupada.
Mujeres y hombres que observaron, registraron y transmitieron información desde los márgenes...
Sin armas...
Sin épica...
Muchas de ellas eran enfermeras...
Mujeres habituadas a la urgencia...
A la sangre...
A los cuerpos dañados....
Entraban y salían sin llamar la atención.
Sabían cuándo acercarse,
y cuándo apartarse.
No eran las protagonistas de la guerra.
Pero sin su presencia...
otros no habrían podido avanzar.
Cuando alguien es nombrada Dama Blanca no se la convierte en diosa ni en espíritu...
Se la sitúa en un lugar incómodo:
cerca de la vida...
cerca de la muerte...
con un saber que no siempre encaja...
y por eso inquieta...
Como Claire Fraser en "Outlander".
Nombra una posición.
No es casualidad que ese nombre resuene...
Hay oficios y temperamentos...
que empujan hacia ese mismo lugar.
No el del héroe...
No el del viajero...
No el del centro del relato...
Sino el de quien acompaña el paso.
Quien no es la madre ni el hijo...
Quien no es el comienzo ni el final...
Quien permanece atenta...
lee señales...
interviene solo cuando es necesario.
Y entiende que, si todo va bien...
Nadie mirará atrás.
Con el tiempo, ese lugar se vuelve cada vez más familiar...
No porque defina quién se es,
Sino porque... por carácter y por oficio...
Una acaba reconociéndose ahí.
Las Damas Blancas,
Folclóricas, históricas, narrativas o reales...
habitan ese borde...


.jpg)
