domingo, 24 de septiembre de 2023

¿UN ESPIRITU LIBRE?...

... ¿o que hago lo que me da la gana?

Led Zeppelin - Going to California

    Mi "amigo/no amigo" Bert me ha dicho que soy "un espíritu libre", y ha sido una forma muy bonita de justificar un defecto que tengo; el "hacer lo que me da la gana":.

    No voy a negarlo, es verdad... a veces tengo las ideas tan claras que no entiendo muchos de los impedimentos que me ponen, 

    "NO PORQUE NO" no me sirve, para aceptarlo debo entender bien los motivos y no ver otras alternativas.... pero el problema viene cuando veo otras opciones mejores y los demás no lo ven... y me cuesta abandonar esa idea sabiendo que puede funcionar incluso mejor... (aquí excluyo los temas amorosos, ya me entendéis).

    Así ha sido como he conseguido muchos cambios en el trabajo cuando era "hacedora jefa", no conformándome con lo que los directivos pensaban, dándole vueltas, persiguiendo la idea, mostrándoles el camino hasta conseguir eso que sólo yo he visto que puede funcionar (y que al final me dan la razón...  aunque a la mayoría les cuesta reconocerlo)

    Pero claro, para los directivos mediocres que no quieren personas con criterio propio eso es un problema, buscan corderos de "si guana" y que les rían las gracias... y yo... nunca he sido así.

    Y aunque luego el tiempo me de la razón... (propuestas que en su momento desecharon, se pusieron en marcha años después.... pero perdiendo la oportunidad de ser "el primer hosportal en tener esto o aplicar aquello" ) me fastidia, porque eso de tener las ideas tan claras de como deben hacerse las cosas y encontrar muros, es muy frustrante....   

    Como decían mis compañeras, "como a la Dama se le meta algo en la cabeza, no para hasta que lo consigue".

    Si no viese alternativas mejores, no sería así.... pero claro, eso de que "al final hago lo que me da la gana" me duele, porque en realidad, no es esa mi intención... simplemente que cuando lo tengo claro es difícil bajarme del burro, y soy bastante cabezota... 

    Es posible que esté equivocada pero no consigo evitarlo, no tengo la suficiente paciencia para esperar a que los demás abran los ojos a lo que yo tengo tan claro.

    En otros aspectos de mi vida igual... cuando algo se me resiste (ya sea en el trabajo, el bricolaje, la carpintería o lo que sea) no paro hasta conseguirlo, y no encuentro motivos para no intentarlo... ¿si otros pueden por qué no lo voy a intentar yo?... en el fondo creo es mi forma de aprendizaje y que me gustan los retos... ver hasta dónde puedo llegar.... pero a veces es molesto y no me doy cuenta de ello.

    En definitiva, si, suelo hacer lo que me da la gana, y no sólo en lo que antes he puesto.


     No deja de ser un defecto, y tengo que intentar controlarme.



    Respecto a lo de si soy un espíritu libre... no lo sé.. a mi siempre me ha sonado a filosofía hippie o a "lema de surferos".

    No me considero hippie, aunque mucha gente tiende a etiquetarme como tal... y aunque coincido en muchas cosas, no siento que lo sea.

    Por ejemplo, el sendero de las drogas, nunca lo he querido transitar porque valoro demasiado mis neuronas, y además tampoco las necesito para estar en las nubes XD.

    Y los "hippies" que he conocido me han seguido pareciendo superficiales, no sé cómo explicarlo... como una moda o algo parecido, y en realidad me han parecido "hipi-pijos"; niños con dinero tocando el "atún-con-pan" y haciendo malabares en la playa.... todo fachada, luego rascas y no hay nada.

    En realidad me siento más camaleónica que otra cosa... pero la gente se empeña en ponerme etiquetas; hippie, bohemia, grunge, punk, heavy, gótica, friki... y muchas más...

    En la carrera, una compañera de piso me etiquetó como "bucólica" y yo no tenía ni idea qué era eso, pero era por algo de ser naturalista o campestre... y mis compañeras de clase, en la graduación me dieron el título de "Miss despiste" ¿por qué será? jajajaja.

    Y lo que más gracia me hace, es cómo me llama cariñosamente mi ex-cuñado Peter; "una gitana rubia" por cuando voy desaliñada,  rescato cosas de la basura, o no tiro cosas para poderlas restaurar o "tunear" (y por no sé qué más cosas jajaja). 



Pero lo de espíritu libre... eso me ha llegado.

    Me ha hecho ilusión eso de que me vea como "un espíritu libre", aunque no me gusten las etiquetas, es la que más me ha gustado.

    Así que he sentido curiosidad, y he buscado qué significa.... leyendo algunas webs, me han seguido recordando al "ideal surfero" (que ya habéis visto que no va conmigo, son demasiado guays para mí)

     Pero en las webs que hacen referencia a Nietzsche si que he encontrado atributos muy míos (aunque no dicen nada sobre "hacer lo que me de la gana" jajajaja). 

    Quizás al final Bert tiene razón, y resulta que me conoce más de lo que yo pensaba...   

    Aunque el desapego al que hacen referencia no lo tengo, a ver... a mí la ropa y esas cosas me dan igual, nunca he ido a la moda, mi casa es funcional, cada día con menos decoración y menos "a juego" jejeje y cada vez voy deshaciéndome de más cosas (por lo del método de Marie Kondo jajaja)... pero si que es verdad que tengo apego a la casa de mi madre, a las cosas que me traen recuerdos y a las personas que quiero y cuido.
    Tampoco me considero fuerte y las críticas según quien la haga me afectan bastante. 

    Os dejo esta cita que me he encontrado 

"El alma libre es rara, pero la reconoces cuando la ves, básicamente porque te sientes muy a gusto cuando estás con ella." 

Charles Bukowski (1920 - 1994)

    Un beso

    Slán go foil

    LDB



Ser un espíritu libre: significado y características

    Ser un espíritu libre es todo un desafío en medio de una sociedad que busca diluirnos en unos mismos patrones y convencionalismos. Hay algo de heroico, y hasta de excéntrico en estas personalidades. Existe también un matiz de despreocupación intencionada, de vivir con unos propósitos claros, pero sin tomarse muy en serio los problemas y las obligaciones.

    Por otro lado, es cierto que al hablar de este perfil de comportamiento y de actitud es común imaginarnos a alguien poco apegado a las relaciones. Los visualizamos de inmediato viviendo en la clásica autocaravana, viajando de aquí allá y vistiendo al estilo boho. Sin embargo, hay muchas almas libres que no son nómadas y que tienen cerca a sus amigos de siempre.

    Porque este tipo de personas, en realidad, lo que hacen es vivir de acuerdo a sus ideales y corazón. Tienen su propia zona de confort y no desean acomodarse a otros patrones, escenarios o dinámicas que no sean las suyas. Sus ideales son su hogar y esa es su característica más definitoria.

Ser dueños y señores de nuestros actos, decidir por nosotros mismos y no dejarse condicionar por la sociedad, puede ser muy difícil en ocasiones. Solo las almas libres son capaces de bordear esa línea.

 Nietzsche, quien dedicó parte de su trabajo a pensar en cómo liberarnos de la tiranía social, reflexionó sobre cómo debe ser un “espíritu libre”, una persona dueña de sus actos que piensa y decide por sí misma sin dejarse condicionar por la sociedad. Una persona que no es producto de la ingeniería social sino que toma las riendas de su vida y asume la responsabilidad por sus acciones.

 En su libro Más allá del bien y del mal explica que el espíritu libre es aquella persona que mantiene su criterio por encima del juego de demandas y reforzadores sociales. Piensa y asume la responsabilidad de sus decisiones, de manera que sintiéndose bien y otros viéndolo, pueda servir de ejemplo para estos últimos.

El hecho de salvaguardar nuestro criterio de los pensamientos imperantes es lo que nos concede la auténtica libertad; porque sin una libertad de pensamiento es muy complicado que exista una libertad de proceder. También de un gran bienestar psicológico.

  Pensemos, por ejemplo, en cuánta ansiedad nos quitaríamos de encima si dejáramos caer todas las presiones que nos llegan desde el exterior. Imaginemos lo que supondría, no obsesionarnos con lo que otros esperan u opinan de nosotros.

  Ser un espíritu libre es un acto de rebelión en un mundo que busca retenernos y condicionarnos. Es cierto que realidades tan cotidianas como pagar hipotecas, tener una compañía de móvil, luz, gas, tener que cumplir plazos, seguir modas y referentes son amarres necesarios para vivir en sociedad. Pero también grandes estresores.

    Las personas con este perfil buscan eludir este y otros tipos de dinámicas tradicionales. Van a contracorriente, pero su enfoque es reflexivo, profundo y con sentido. Analicemos ahora en las características definidas por un espíritu libre.


¿Cómo es la persona con un espíritu libre?

    A lo largo del libro “Más allá del bien y del mal”, Nietzsche convierte a la autoafirmación de la voluntad y la renuncia a la influencia ajena en los pilares fundamentales para convertirse en un espíritu libre, pero también esboza otras características que, a su entender, deben tener las personas que aspiren a pensar y decidir por su cuenta.

1. DISFRUTAN DE LA SOLEDAD. No es casual que sea una de las primeras características de los espíritus libres que mencione ya que, según el filósofo, la soledad elegida es una condición esencial para el librepensador. La soledad no solo es una condición sine qua non para la instrospección sino que nos permite asumir la necesaria distancia psicológica para encontrar nuestro verdadero «yo» debajo de tantas capas sociales.
    Así es. Para quien prioriza la libertad, la soledad es su segundo hogar y ese espacio seguro donde recargar energías y escucharse a uno mismo. El mundo es un lugar muy ruidoso, contradictorio y hasta caótico. Los espíritus libres necesitan de esa soledad elegida para hallar sentido a sus vidas.

2. ESCUCHAN CON LA MENTE ABIERTA. Un espíritu libre no es una persona arrogante, sino que huye de la presunción de saberlo todo y abre su mente a nuevos conocimientos y perspectivas. Nietzsche escribió: “El amante del conocimiento debe escuchar sutil y diligentemente, debe tener sus oídos en todos aquellos lugares en que se hable sin indignación”. 
    Aunque una parte del viaje del espíritu libre transcurre por senderos interiores, en la búsqueda de sí mismo, otra parte transcurre en el mundo compartido, por lo que estas personas deben estar dispuestas a beber de todas las fuentes.
    Si tienen una conversación con alguien, tocarán temas filosóficos, existenciales y de gran profundidad psicológica y emocional. Detestan las charlas triviales y también a las personas vacías, que imitan a los demás, que no piensan por ellos mismos, si hay algo que detestan estas personalidades, son los comportamientos superficiales.

3. SON ELLOS MISMOS. “Tenemos que desembarazarnos del mal hábito de querer estar de acuerdo con todos”, dijo Nietzsche. La necesidad de buscar la aprobación y la aceptación nos puede alejar de nosotros mismos, haciendo que acallemos nuestros auténticos deseos y aspiraciones. Por eso el espíritu libre se libera de la mentalidad de masas y de esa pereza privada que consiste en supeditarse a la opinión pública.
    Un espíritu libre escucha, pero luego valora y decide autónomamente. Eso, en muchas ocasiones, puede significar que los demás no estarán de acuerdo con nuestras ideas y decisiones, lo cual nos granjeará muchas críticas. Y hay que estar preparados para lidiar con esa oposición.

4. VAN MÁS ALLÁ DE LOS ESTEREOTIPOS SOCIALES. El espíritu libre que describe Nietzsche tiene que ser capaz de ir más allá del bien y del mal, evitar esa “peligrosa fórmula” moral, ya que nos convertiría únicamente en “bravos abogados de las ‘ideas modernas’”; o sea, defensores del sistema de turno. Para el filósofo, ser un espíritu realmente libre equivale a deshacerse de los condicionamientos morales y sociales para determinar nuestra vida por nosotros mismos, más allá de lo que se supone que debemos o no debemos hacer.
    Por eso, el suyo es un llamamiento a subvertir la vieja estructura de valores que, según él, esclaviza al espíritu humano. Una estructura de valores basada en lo bueno o malo, etiquetas que nos impiden ver las cosas en su vasta complejidad y pasar por alto toda la gama de colores que existe entre el negro y el blanco.

5. DINAMISMO Y MÚLTIPLES PASIONES (mente abierta). A menudo solemos experimentar cierto rechazo ante quien, de un día para otro, cambia de opinión. Lo cierto es que si hay un aspecto que define a los espíritus libres es su capacidad para replantearse sus pensamientos y cambiar de ideas; abrazar la incertidumbre y tener la flexibilidad necesaria como para cambiar de ideas si nos damos cuenta de que estábamos equivocados o de que esas ideas nos estaban dañando porque habían perdido su razón de ser.
    Porque nada es tan necesario como aprender, desaprender, replantearnos ideas y esquemas de pensamiento para sustituirlos por otros más actualizados. Esa flexibilidad cognitiva está muy presente en este perfil. Les define una mente abierta a nuevas perspectivas, llena de curiosidad y apasionada por todo lo que la vida pueda enseñarle.
    
El verdadero espíritu libre se replantea todo lo que ve y le rodea. Esto puede suscitar algún antagonismo. 

6. SON CONSCIENTES DE QUE NO ENCAJAN EN LA SOCIEDAD ACTUAL. Los espíritus libres existen gracias a su capacidad de no ajustarse a las estructuras sociales ordinarias -tienen esa posibilidad y eligen entre hacerlo o no-. Poco a poco se dan cuenta de que les cuesta encajar en una sociedad que prefiere personas iguales, que piensan de la misma manera. “Ser uno mismo”, seguir sus propios ideales, les trae a veces más problemas que beneficios. A pesar de ello, no renuncian a ser quienes desean ser. 

7. PRACTICAN EL DESAPEGO. Muchos nos aferramos a una casa, a un espacio físico, a un lugar, e incluso a un conjunto de objetos. Y a menudo, esta necesidad tan prioritaria es también el origen de buena parte de nuestro sufrimiento. Porque nunca tenemos suficiente, porque pagarlos nos cuesta la vida. También porque lo material no es tan importante como aquello que no se ve (emociones, afectos, relaciones…).
    Los espíritus libres no conceden valor a lo material porque detestan lo desechable, prefieren la solidez de sus ideales, de sus sueños y valores. La independencia requiere del coraje de arrancar raíces y abrazarse al movimiento, a la fuerza del cambio, a ese desapego saludable que no se aferra demasiado a ciertas realidades.

8. SON FUERTES Y SABEN LIDIAR CON LAS CRÍTICAS. Ser un espíritu libre en una sociedad que hace de todo para que las personas encajen en moldes preestablecidos, requiere mucha fuerza y coraje. Nietzsche decía “es cosa de muy pocos ser independiente: es un privilegio de los fuertes”. Pensaba que quien intenta serlo “se introduce en un laberinto, multiplica por mil los peligros que ya la vida comporta en sí” y ni siquiera puede aspirar a la empatía ya que la mayoría de las personas no le entienden, por lo que pueden calificar sus ideas y decisiones como tonterías o herejías, según el nivel de alarma que causen y la medida en que choquen con las normas sociales establecidas. 

“nuestras intelecciones supremas parecen necesariamente – ¡y deben parecer! – tonterías y, en determinadas circunstancias, crímenes, cuando llegan indebidamente a oídos de quienes no están hechos ni predestinados para ellas”. Nietzsche

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como ha de ser... libre e intensa.

La Dama Blanca dijo...

gracias anónimo :*