martes, 6 de junio de 2023

La culpa de todo la tiene la QUÍMICA

 

Portishead - Roads
   
    Con anterioridad, en algunos posts he hecho referencia a masters que he hecho, pero nunca especifiqué de qué iban.... han sido tres (y ya me planto XD), el último fue de urgencias obstétricas, pero no es del que hablaré hoy....

    Allá por el 2005 comencé el máster de sexología de la federación Española de sociedades sexológicas. Fue una pasada, era cansado sacar tiempo para todas las tareas, yendo un fin de semana al mes (o eran dos?) y haciendo malabares con los turnos, pero fue muy enriquecedor... un dinero y un tiempo bien invertido.

    El problema de ese máster era, que al no ser universitario no puntuaba para la bolsa ni para las oposiciones como máster, sino como curso.... así pues, años después (pese a que ya tenía mi plaza fija pero no donde yo quería y porque soy un poco "jartible") me metí en otro máster de sexología, pero esta vez universitario.... Aunque con gran desilusión comprobé que no tenía comparación con aquel que hice años atrás.

    No soy sexóloga aunque tenga dos máster en sexología, 
uno se hace sexólogo si trabaja de ello.
     
   Me enseñó a comprender cómo funcionan algunas cosas... que no hay blancos ni negros, sino una gama de colores inmensa como personas existen, porque cada uno vive su sexualidad de diferentes maneras, que todo vale si no se hace daño a otros, a sí mismo, o les genera problemas…


    A entender los comportamientos, las diferencias, la aceptación, cómo orientar y educar… también a entenderme a mí misma… a los demás, a los niños, a los adolescentes, a los ancianos….

    Allí comprendí las diferencias entre conceptos deseo - enamoramiento - amor - apego y muchos otros más.

    Cómo funcionamos lo humanos, lo que nos mueve, lo que nos une, lo que nos separa… Me sorprendió descubrir que lo que principalmente nos mueve, en este ámbito, no es la cabeza ni el corazón…. sino LA QUÍMICA que llevamos dentro, la programación de nuestro engranaje genético, nuestra evolución como especie y todo lo que ello conlleva.

     Sin embargo, es esa química que convive con nosotros, y que no puede ser eliminada, la responsable de dificultar muchas relaciones interpersonales, de separar amistades, de limitar conocer a personas, de poner barreras, de generar ansiedades, anhelos, dolor…

    En mi caso, esa química de la que no podemos huir, me genera problemas…  y ahora lo entenderéis. 

   Me cuesta hacer amigos, y no porque sea una inadaptada ni antipática. Desde muy pequeña he tenido más amigos que amigas, básicamente porque mis intereses coincidía más con los de los chicos que con los de las chicas (y no, no me gusta el fútbol), pero crecer con amigos conformó mi personalidad y mis aficiones, y a partir de ahí creo que llegaron los problemas.

    Es cierto que por mi introversión (que no timidez) no soy una persona “expansiva” en cuanto a vida social, siempre he sido de pocos amigos, pero esta amistad ha sido profunda, no sirvo para las charlas que no me aportan, que no me hacen pensar o imaginar, no sirvo para quedarme en la superficie, por tanto no soporto la superficialidad de las masas… pero además mis aficiones y mis gustos no son muy comunes y para colmo, son más compartidas por hombres que por mujeres, y esto me genera muchos problemas.

    Son problemas de desconfianza, de confusión… de química… la maldita química.

    Fue a partir de los 18 cuando empecé a notar este problema, sin embargo, fue mi tiempo en la Tacita cuando más crecí, tenía mis amigos, que casi eran mis hermanos de lo que nos queríamos todos, pasábamos horas y horas, incluso noches enteras jugando a rol, hablando de cómics, películas, todo fluía, no había problemas, me lo pasaba genial, teníamos las mismas aficiones, era muy feliz.


    Cuando Pan me dejó, entró en juego la química; Neo y Capitán Garfio tenían sentimientos hacia mí (quizá de mucho antes y lo ocultaron) y eso terminó siendo un problema. Cada uno vivíamos en una ciudad diferente, cada vez quedaba menos con ellos… empecé a salir con Rey… y esa amistad tan bonita y que tanto añoro, no la he vuelto a tener con nadie más.

    Resulta que los juegos de rol y los cómics son cosas “de chicos”, y eso me lo pone difícil, cada vez más aislada, en una isla de mi propio mundo, sin crecer en lo que me gusta, sin nadie con quien compartir mis inquietudes… porque terminas siendo “Amy” y todo se complica…


    Por otro lado está Rey... (que aunque jugué con el, hace un milenio por lo menos, dos partidas de rol... ese tiempo terminó) intenté que leyera algún cómic, pero no entran dentro de sus intereses, y aunque le dejé MAUS pensando que le podría gustar, éste se quedó eterno en la mesilla de noche (lo único a lo que he podido aspirar es a ver películas de Marvel y DC con él) ….no importa, lo quiero igual, pero con él no tengo esa complicidad y si esa complicidad la tengo con otra persona (del otro sexo) le podría molestar, y aunque confía en mí (y yo en él) no lo hace sobre sus congéneres…

    Y luego leo/escucho en los círculos del cómic teorías sobre por qué hay tan pocas mujeres frikis, dejando el peso de la responsabilidad sobre las mujeres, sin plantearse siquiera, si ellos tienen, en parte,  algo que ver en eso, y que sin darse cuenta, por culpa de la química, lo van impidiendo, relegándolas a su propia isla…. sin hacer nada por remediarlo, alejándolas de su camino... 


Seguiré siendo esa "friki" desconocida,
Que se sienta al fondo... desapercibida, 
Y que cuando todo termina, 
Si no hay nadie que se lo impida, 
Desaparece sin más....



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